¿Dónde está el límite? #nosotrasquesomostannormales

IMG_0281.JPGEl otro día me encontré con esta foto. He de decir que al principio me costó reconocerla, pero al alejarme un poco del televisor vi a lo lejos la imagen de aquella que se esconde detrás de esas operaciones.

Me vino a la cabeza los mofletes de esa joven periodista a la que querían «just the way you are» y que se hizo famosa por enseñar el trasero bajando de una barra de bomberos. Sonaba en mi cabeza Roxie en Chicago http://youtu.be/J-_HTUapDQo y me costaba imaginarme que alguien le pudiera haber hecho eso y encima pagar por ello.

Se oye en todas partes que Hollywood es muy cruel con las mujeres, que, una vez que llegan a cierta edad ya no consiguen papeles y supongo que eso ha hecho que esta muchacha, a sus 45 años, se haya planteado volver a pasar por el quirófano para hacerse unos pequeños retoques por segunda vez (al menos de forma notable).

El problema que yo veo aquí es que ni ella, ni el médico que la ha operado, han sabido poner el límite. Cómo nadie le ha dicho: Renée, esto se te está yendo de las manos. Vamos a ir al psicólogo y luego, si eso, ya vamos al hospital.

Me pregunto qué pensaría ella cuando le quitaron las vendas de la cara y vio eso en el espejo.
Me inquieta pensar que ella además lo justifica diciendo que está muy feliz con su novio, que duerme ocho horas, que bebe mucha agua y bla, bla, bla. Mira rica, bueno está que te engañes a ti misma, pero no nos hables de cosas que no se las cree ni el que te las cuenta.

Se supone que esto lo ha hecho para verse más joven, más guapa o yo que sé para qué, pero desde mi punto de vista ha perdido eso que la hacía especial, ha perdido el encanto de «chica normal» con la que éramos capaces de identificarnos todas, tuviéramos la edad que tuviéramos. ¿qué esperas ahora? ¿qué papeles crees que te van a dar?

Hay un momento en el que hay que parar y poner límites, quizás este ha sido el de ella, o quizás no, mira Cher, entre otras, pero en algún lugar tiene que estar. ¿Tú lo sabes?

IMG_0280.JPG

Anuncio publicitario

Ambos hemos estado en tu lugar #nosotrasquesomostannormales

shoes

Hay días que estoy hasta la peineta. Y conste que yo estoy hasta la peineta muy pocas veces. Y quede claro que, aunque hay muchas cosas que me crispan los nervios, los que me conocen lo saben, es bastante difícil cabrearme seriamente.
Normalmente no escribo cuando estoy enfadada, triste o hasta la peineta. Me suelo quejar por otras vías y aprovecho los ratos de ocio para descargar mi ira en una clase de baile, de patines, en un ataque repentino de decoradora, cambiando de sitio todos los muebles de la casa o dejándola como los chorros del oro, o ya, si la desesperación es absoluta, me escudo en una buena cerveza o una copa de vino (o dos).
Pero es que hay momentos en los que lo único de lo que tengo ganas es de levantarme, pegar cuatro gritos bien dados o liarme a bofetadas con el personal.
¿en qué momento perdimos los modales?¿en qué lugar hemos olvidado la paciencia? ¿o la educación, que es peor aún?
No sé si habéis estado trabajando de cara al público, pero si lo has hecho alguna vez, estaría bien que de vez en cuando fueras un poco empático.
Según la RAE, empatía es:
1. f. Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.

O, en una definición de andar por casa, ser capaz de ponerte en el lugar del otro. Y creedme que esto lo hacemos muy pocas veces.
Hace poco leía en el Huffington post http://www.huffingtonpost.com/2014/09/30/couple-leaves-150-tip_n_5906618.html que una pareja dejó una gran propina a un camarero, porque, a pesar de que el restaurante estaba a tope, tuvieron que esperar por los platos, las bebidas, etc y no se sintieron atendidos como debería haberse atendido a un cliente, vieron que el pobre camarero no paraba, atendía a varias mesas al mismo tiempo e iba loco por todo el restaurante. Se dieron cuenta de que el problema no era del empleado, sino de la falta de personal.
Ellos decidieron compensarle con una gran propina por su trabajo dejando una nota que decía “ambos hemos estado en tu lugar”.
Muchos son los que están sufriendo la falta de personal en sus trabajos. Oficinas, tiendas, restaurantes, etc. que tienen menos empleados de los que realmente hacen falta y cuyo servicio se suple con mucho esfuerzo por parte de los trabajadores y con muchas horas extras, en casi todos los casos, no remuneradas, en detrimento de horas de ocio, salud o descanso. Obviamente, el servicio no puede ser ni lo rápido ni lo efectivo que sería de esperar si todos los puestos estuvieran ocupados, pero eso no significa que esas personas no den todo de sí para que los clientes se sientan bien atendidos.
Mi única petición es que te pongas en su lugar, o en el mío y que pienses qué harías tú si estuvieras en esa situación. Si tienes prisa, sal antes de casa o vuelve cuando haya menos gente o algo muy sencillo que cada vez está más en desuso, pide una cita, así sabrás que esa persona está libre para ti en el horario que hayas pedido. No es tan difícil, ¿a que no?