Hay días que estoy hasta la peineta. Y conste que yo estoy hasta la peineta muy pocas veces. Y quede claro que, aunque hay muchas cosas que me crispan los nervios, los que me conocen lo saben, es bastante difícil cabrearme seriamente.
Normalmente no escribo cuando estoy enfadada, triste o hasta la peineta. Me suelo quejar por otras vías y aprovecho los ratos de ocio para descargar mi ira en una clase de baile, de patines, en un ataque repentino de decoradora, cambiando de sitio todos los muebles de la casa o dejándola como los chorros del oro, o ya, si la desesperación es absoluta, me escudo en una buena cerveza o una copa de vino (o dos).
Pero es que hay momentos en los que lo único de lo que tengo ganas es de levantarme, pegar cuatro gritos bien dados o liarme a bofetadas con el personal.
¿en qué momento perdimos los modales?¿en qué lugar hemos olvidado la paciencia? ¿o la educación, que es peor aún?
No sé si habéis estado trabajando de cara al público, pero si lo has hecho alguna vez, estaría bien que de vez en cuando fueras un poco empático.
Según la RAE, empatía es:
1. f. Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.
O, en una definición de andar por casa, ser capaz de ponerte en el lugar del otro. Y creedme que esto lo hacemos muy pocas veces.
Hace poco leía en el Huffington post http://www.huffingtonpost.com/2014/09/30/couple-leaves-150-tip_n_5906618.html que una pareja dejó una gran propina a un camarero, porque, a pesar de que el restaurante estaba a tope, tuvieron que esperar por los platos, las bebidas, etc y no se sintieron atendidos como debería haberse atendido a un cliente, vieron que el pobre camarero no paraba, atendía a varias mesas al mismo tiempo e iba loco por todo el restaurante. Se dieron cuenta de que el problema no era del empleado, sino de la falta de personal.
Ellos decidieron compensarle con una gran propina por su trabajo dejando una nota que decía “ambos hemos estado en tu lugar”.
Muchos son los que están sufriendo la falta de personal en sus trabajos. Oficinas, tiendas, restaurantes, etc. que tienen menos empleados de los que realmente hacen falta y cuyo servicio se suple con mucho esfuerzo por parte de los trabajadores y con muchas horas extras, en casi todos los casos, no remuneradas, en detrimento de horas de ocio, salud o descanso. Obviamente, el servicio no puede ser ni lo rápido ni lo efectivo que sería de esperar si todos los puestos estuvieran ocupados, pero eso no significa que esas personas no den todo de sí para que los clientes se sientan bien atendidos.
Mi única petición es que te pongas en su lugar, o en el mío y que pienses qué harías tú si estuvieras en esa situación. Si tienes prisa, sal antes de casa o vuelve cuando haya menos gente o algo muy sencillo que cada vez está más en desuso, pide una cita, así sabrás que esa persona está libre para ti en el horario que hayas pedido. No es tan difícil, ¿a que no?
Oleee oleee oleeee!!! Totalmente de acuerdo!! Y es verdad q ahora se sufre mucho!! Encima «sufres» el machaque de la gente y de los de arriba y siempre intentando sacar una sonrisa!! En fin, paciencia!!!😘