
Me gusta el vino.
No me gusta desde siempre, me gusta desde que un día me ofrecieron una copa.
No era una copa de vino cualquiera, era vino del bueno, de ese que viene en botella de vidrio, que hay que beberlo en copa de cristal, que se abre con sacacorchos, vino que hay que abrir unos minutos antes de beberlo para dejarlo reposar y que es condición indispensable compartirlo con alguien interesante.
Puede parecer una obviedad, pero son detalles a los que a día de hoy, les doy mucha importancia, porque yo antes había probado el vino, pero no era lo mismo.
Mi curiosidad por esta bebida empezó a aumentar al mismo ritmo que aumentaba mi edad y empecé a sentirme atraída por variedades, denominaciones de origen, tipos de uva y oportunidades para poder probarlo y compartirlo.
De ahí surgió la primera Cata de Rok.

Junté a un grupo de amigos de distintos grupos y monté un evento en mi casa. La regla era muy sencilla, para poder participar, los invitados tenían que traer una botella de vino y un trozo de queso para compartir, podían traer a quien quisieran, siempre que trajera una botella de vino. También era importante venir con muy buen rollo, porque mezclar a gente tan diferente sólo puede salir bien si todo el mundo tiene ganas de pasarlo bien.
El primer año fue todo un poco improvisado y se ha ido mejorando con el paso de los años. ¡Y ya van tres!
Hemos tenido de todo, botellas picadas, corchos deshechos por el paso del tiempo, chistes mil, borracheras improvisadas, música de todos los tiempos, platos típicos, quesos para montar un puesto, premios, vinos que explotan en el congelador, risas, ligues, historias de mulatos, post-eventos en el Aldabra y un montón de cosas más que sería imposible contar por aquí.

Foto de Cristina Vilchez
Lo he hecho ya año tras año, pero me vais a permitir que les dé las gracias desde aquí a todos los que han formado parte de este evento durante estos tres años, a los que se incorporan en un momento en concreto, a los que preparan platos con cariño para que al final todo no sea beber y a los que vienen aunque no beban por una buena causa.
Y como he dicho, todo no iba a ser beber, aquí dejo una muestra de algunos de los platos que hemos degustado en los distintos eventos.


Tortilla de patatas, empanadillas criollas, empanadillas árabes, quiche de bacon, ensaladilla, patés, etc.

Panecillos de colores y sabores
Gracias a la #CatadeRok he ido descubriendo nuevos vinos, botellas que desconocía, nuevos vinos que disfrutar y que regalar, porque no hay nada mejor que compartir lo que sabes, y si de lo que sabes es de buenos vinos, encantada estaré de que lo compartas conmigo.

vinos participantes en la tercera edición.
Nos vemos en la cuarta edición.