Nadie es perfecto.
Y eso es así.
Todos tenemos defectos o imperfecciones que nos hacen únicos. Unos son más visibles, otros menos, algunos se pueden disimular, otros no, hay quien sabe sacarle partido a esas imperfecciones y hay quien lucha contra ellas día tras día.
Tenemos defectos que se pueden corregir, como los problemas con los dientes, en otras ocasiones, se pueden operar, como la falta de visión con el láser o incluso se disimula con las lentillas o las gafas.
Hay quien se obsesiona tanto con esas imperfecciones que se convierte en un monstruo de quirófano, algunas veces, en sentido literal, con todo lo que eso conlleva.
Lo que me llama la atención es que por muy feos o “defectuosos” que seamos, las mujeres siempre nos vamos a ver mucho peor. Hay pocas que se vean estupendas. Tenemos días con granos, con más barriga, con más vello corporal, con celulitis… las hormonas son bastante culpables de estos pequeños defectos, pero es algo con lo que nos ha tocado vivir.
Os dejo este vídeo que me ha llamado mucho la atención sobre este tema.
Mi reflexión sobre esto es que si eres bella por dentro, es cuestión de tiempo que te empiecen a ver bella por fuera. Nadie es tan feo como piensa.